martes, 15 de diciembre de 2009

Sin título que ponerle...

Tan solo estoy esperando
Que revises mi historia,
Que me diagnostiques
Este tumor que me abrasa
Las sienes cada vez que me imaginas
A miles de kilómetros de mí,
Que me trates la dolencia
Que golpea mi pecho
Como las aldabas de un portón
Rancio y solitario,
Junto al que ladraran perros sin dueño,
Que cortes un trozo de venda
Con tus esbeltos dedos de tijera
Para taponar mi herida,
Honda como un pozo
En el que resonara una corriente
Que lleva siglos escapando
De la luz y del viento,
Y que, por fin, me des ese alta
Que libera a todos los pacientes
De la imposición de no poder
Declarar el amor a su enfermera,
Para así pedirte el número de teléfono,
Llamarte tres veces por semana
Y entregarte, por fin, mi historia,
Aquella que empezó
Cuando me infectaron para siempre
Tu mirada,
Tu sonrisa,
Tus manos,
Tus labios,
Y que aún permanece,
Lejos de la habitación y de los sueros,
Donde me diste un tratamiento vitalicio
Que ha hecho crónico el amarte
Por debajo de las vendas, de los puntos
Y de las cicatrices,
Vestigios del enamoramiento
Más triste y solitario
Jamás imaginado.

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