jueves, 17 de octubre de 2019

SONETO

Este poema lo escribí en Toledo, allá por la Semana Santa del 2018. Fue tal el aluvión de belleza y arte que vi que el lenguaje se me rebeló y tuve que pararme en una cafetería con un amigo para escribirlo.

Cuando alcances, por fin, la última cumbre
dejando tras de ti sendas gastadas
de faroles, de cristos y fachadas
ornadas de pétrea flor de lumbre,

sentirás, luego de ardua pesadumbre,
emerger de arcaicos suelos veladas
ansias de recordar viejas baladas,
cántico que será ya tu costumbre.

Válgate el valle de fugaz reposo,
esmaltado de ruido y peregrino
responso en este caminar rocoso,

y, aunque creas ser esto de un divino
sueño propio, por este andar hermoso
verás que, al fin, se erige tu destino.




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